Thursday, July 19, 2007

Me acabo de topar con una parte muy agradable de mi prepa. Lo confiezo ahora que cabe la posibilidad de que lo lea y le dé tanta risa como a mi... recuerdo que yo tenía un crush con el "profe" de creación literaria. Así que a continuación transcribo un cuento que me hizo el favor de escribir mi amiguita Daniela Galaviz en esas épocas, relatando una historia real sobre un dibujo que en esos ayeres me sonrojó mucho y que conservo aún, (anda por ahí solo que en este exacto momento no puedo adjuntarlo) leeanlo... y si tienen curiosidad les cuento la verdadera historia...

El Retrato de Kafka

Incendiarios, señores de fantasmas, mujeres que huyen de su valor, valores que huyen de sus miedos, mentes perseguidas por la cordura, congregadas en torno a una mesa, como en un banquete secreto, o una última cena. Aprendices de locos, cada uno con una magia propia, a veces fuera de control solamente regulable en la convivencia entre iguales. Alguien junto al hombre que presidía la mesa se aisló en su propia persona, los movimientos de sus manos se concentraban en una hoja de papel, indiferente a las mujeres que observan a sus hijos, a los parques abandonados, a loa asesinos tranquilos y los amores prometidos que se paseaban en el ámbito de la mesa, caminando por los bordes con un equilibrio que no era de este mundo. Cada quien los veía con su óptica propia, los tocaba y después los alimentaban en ese gran banquete nutriéndose unos a otros, ayudando a nutrir a los que durante la observación no habían caído de la mesa, los sobrevivientes se alimentaban hasta burlar el cerco de la realidad. Pero la mujer al lado del hombre que presidía la mesa se mantenía ajena a todo esto, a la vida. El hombre junto a ella, desde el lugar de su presencia, la llamó a la realidad, ella levantó la mirada, su hechizo personal comenzaba en sus pupilas, de intenso color rosado que miraban el mundo como cuando lo vieron por primera vez.

- ¿ Que haces? - interrogó el hombre.

Las miradas, inquisidoras, se dirigieron al trozo de papel sobre la mesa, ahí había un rostro dibujado por las manos, la extrañada mirada rosa ponía al descubierto que la mente había estado muy lejos, más allá de las manos, de las criaturas de la mesa y de la presencia del hombre junto a ella. La pregunta era inevitable:

- ¿ Quién es?
- Se parece a ... – parecía más que obvio.
- A Kafka – sentenció la pirómana del otro lado de la mesa.
- Es verdad en el retrato de... – dijo otra voz.
- De Kafka, es de Kafka ese retrato.

Mas de tres pechos suspiraron aliviados, el de la pirómana, cuya respuesta cambió el rumbo de la discusión, el de la mujer de ojos rosas, que comenzaba a darse cuenta de lo que estaba sucediendo y mantenía la vista en el retrato que después de haber dado la vuelta la mesa, de mano en mano, volvía a estar junto a ella y quizá el del hombre que, tal vez con alivio, no pudo completar sus pensamientos, si es que los había iniciado.

Cada una de las criaturas y lugares de inconsciencia revelan inevitablemente ser parte de su creador, algunos, en principio, por ser completamente diferentes a este. Por eso la mujer de ojos rosas supo que una criatura suya, de su mente y manos nacería probablemente destinada a morirse, sin siquiera arrastrarse de manera enfermiza por el borde de la mesa y no superaría su propia creación, sería sangre contaminada, ha comprendido que es necesario hacer existir a esa criatura aunque sólo sea por unos segundos, quizá porque estaba ya viva y hay que dejarla salir. Alguien con magia clara puede dar vida a esa criatura, mezcla de voz y de presencia, de quien le dio los rasgos para atisbar el universo de la reunión desde un retrato. En este mundo de locura donde es mas importante el cómo que el por qué.

Y ahora aquí esta una que forma parte de la reunión de aprendices de evasión de cordura tratando de encontrarle algún rescoldo de vida a esta criatura que ha puesto a andar sobre la mesa, más en el borde que en centro, casi en el aire, más fuera que dentro, en el vacío de una historia que quizá nadie recuerde y que tiene que ver con el retrato de un escritor y la presencia potencial de muchos.

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