Monday, April 27, 2009

El Lenguaje de las Flores






na flor es el instrumento que afina al amor, sus colores impactan al nervio óptico y su fragancia penetra en el cerebro hasta ser casi un sabor, la suavidad de sus pétalos aviva el latido que hasta entonces oímos retumbar en nuestro interior con alegría. Es por esto, y otras razones, que las plantas, desde hierbas a flores han sido siempre usados como símbolo de belleza, amor, como una hermosa decoración o como remedio de dolencias. Incluso Jesús exaltó su belleza y su sencillez al invitarnos a considerar los lirios del campo. En tiempos medievales se les consideraba mágicas y es durante el reinado de Victoria de Inglaterra que las flores tomaron un nuevo significado cuando su aroma o presencia hasta en un pañuelo transportaba un mensaje. En un tiempo en el que cuando los estándares restringían la conversación, fueron las flores quienes se atrevieron a decir lo que la gente no podía.
Este era el lenguaje de las flores, conocido también como floriografía. Se dice que fue el rey Carlos II de Inglaterra el que trajo dicho arte recopilando fuentes desde Suecia a Persia, en el s. XVII. Posiblemente tomando también cómo fuente el lenguaje floral de Japón, el arte del Hanakotoba. También se le reconoce a Seigneur Aubry de la Mottraye y Lady Mary Wortley Montagu, quienes visitaron las cortes de Carlos XII de Suecia exiliado en Turquía y las narraciones que describen su estilo de vida, incluyendo el lenguaje de los objetos ( llamado Selam), fueron traducidos y publicados en 1763. Ellos asignaron significados a cada flor, no por alguna referencia en imagen o esencia sino por un ejercicio nemotécnico. Por ejemplo, la palabra Armonde que significa “Pera” rima con la palabra Omonde cuyo significado es “Esperanza” creando entonces la frase Armonde Wer banna bir omonde “Pera para que no desespere”




Pero el lenguaje de las flores va más allá de lo que podría significar, y es que las flores se, cargan de la energía de quien nos las envía. Irradian gratitud, júbilo, ilusión, triunfo, esperanza, éxito, perdón, y amor. Ya sea entre amigos, hermanos, familia, compañeros, cualquier persona recibe con alegría una flor, que a pesar de su efímera existencia fulguran con su perfume las evocaciones de un momento feliz a lo largo de nuestras vidas.
Cualquier momento es el ideal para regalar nuestros sentimientos, incluso cuando se cree que no hay razón para regalar. Aun cuando no haya que decir, cuando piense que no existen palabras que describan lo que siente, ese es el mejor momento para hablar, y por qué no, dígalo con flores.

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